No es por hacerlos sentir viejos, pero ya son nueve años desde que estrenó Mad Max: Fury Road en las salas del cine. Decidí visitarla por milésima vez para el estreno de su precuela Furiosa: A Mad Max Saga y la pasé de maravillas. Siempre tenía la película puesta en el TV o en la laptop durante mis años en la universidad. Es de aquellos filmes que cautiva hasta al crítico de cine más cínico, una maravilla artística que cumple con todos los criterios para ganarse el título de masterpiece.
Todo lo que han dicho de Fury Road durante los años se mantiene vigente. Esto es un “tronco de película” por su ambición. De esas experiencias que uno reconoce que la va a pasar “de show” desde el momento que su logotipo ruge en la pantalla. Miller nos transporta nuevamente al Wasteland con un guion inteligente, unas coreografías de acción espectaculares y uno de los trabajos visuales más hermosos en el cine moderno.
Tom Hardy interpreta a Max Rockatansky, el policía australiano que conduce entre el desierto, se topa con los War Boys del terrible Inmortan Joe. Furiosa, actuada por Charlize Theron, es la que toma la mayoría del tiempo en pantalla y la que esta historia gira en torno. Theron comanda cada escena como el soldado #1 de Inmortan Joe comandar su reino.
El uso de Max como los ojos del espectador es genial. Su director logra atraer fanes de la franquicia y una nueva audiencia con un guion que ayuda al espectador seguir al protagonista. Sin tener que indagar mucho en su pasado, el público reconoce el peso psicológico que está corriendo en la cabeza de Max durante este capítulo en su travesía.
Fury Road es una historia completamente feminista, llena de esperanza. Miller resalta el poder de la mujer en un mundo donde el dominio del patriarcado mata cualquier posibilidad para que la raza humana progrese. Las damas dentro de esta película proveen la humanidad que se ha perdido entre el desierto hacen años atrás. Felicito el intento de contar una historia genuina por encima de cualquier estigma, y más cuando el mensaje no se pierde entre el espectáculo. Amo que esta cinta de acción transmite un tema progresivo a través de sus secuencias elaboradas, aprovechándose del lenguaje visual para comunicarse con el público.
La producción entera es una Masterclass. La fotografía por John Seale y la edición por Margaret Sixel, esposa de George Miller, le dan forma a este increíble largometraje. Si estudias la historia de la producción, te das cuenta del enorme dolor de cabeza que fue realizarla. Con todo lo que el director tenía en su contra, tuvo las fichas correctas para ejecutar esas escenas de acción peligrosas y culminar un proyecto quince años en desarrollo. El resultado es uno de los mejores largometrajes en la década de los 2010.
Y hablando de aquellas secuencias de acción: ¡ANDA! ¡PAL! ¡CARA’! Una serie de planos épicos que llenan la pantalla de pura adrenalina, con carros explotando y llamas de izquierda a derecha. Cada vez que veo al tipo de la guitarra amarra’o al camión siempre termino con una sonrisa en mi rostro. Esto es una película que representa la elegancia que provee este maravilloso género, sin importar cuan rough sea visualmente.
Hablando claro, no existe nada como Fury Road. Una película que complementa su guion y la fotografía para proyectar una increíble experiencia cinemática. Llena de escenas de acción que garantiza elevar la adrenalina del espectador, la cuarta parte en la saga por George Miller revive el interés por este mundo visceral. El director veterano y su equipo de trabajo dieron el máximo para obsequiarle al público esta obra maestra.